Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

 ciberprotesta

                 PRESENTACION-2.jpg                              11 Mafalda       

        

9 junio 2011 4 09 /06 /junio /2011 23:41

 

Cuando la pesadilla concluya habrá tanto vidrio roto que recoger y tanta basura que botar…

 

 

 

Siempre hubo un escape pa-ra permanecer en Venezuela sin tener que enfrentarla día a día. Para quien quisiere dudarlo, allí estaban los miles de exiliados caraqueños que fueron poblando a la comarca de posadas que lujuriosamente nos asoma periódicamente Valentina Quintero. Esos mismos caraqueños componían una incesante migración -¿civilizadora?- hacia nuestro hinterland. Para ellos, el interior era el paraíso y a los caraqueños que, o no lo habíamos descubierto o no estábamos en la onda de seguirles, nos miraban con una mezcla de asombro y compasión.

 

No más. Agarrar tus macundales y partir hacia esos ricos parajes es un adentrarse, con pavor, en ese dolor que fue nuestro siglo XIX. Los caraqueños, en efecto, podrían detestar intensamente todo lo que les llegó a significar Caracas, pero a una cosa se amañaron, y se aferraron con pasión: al agua corriente y a las maravillas que les proporciona la electricidad (luz para disipar la oscuridad de la noche, TV y, lo más importante, aire acondicionado).

 

De eso solo sigue disfrutando Caracas y tampoco tanto. El régimen tiene tal horror de las consecuencias de que luz y agua se extravíen, que, como lo afirmara Ramón Piñango en una mañana con César Miguel, está dispuesto a llegar a lo que sea con tal de no descubrir de lo que sería capaz una ciudad como Caracas si la dejasen sin ambas cosas.

 

Venezuela, entonces, ya parece haber llegado al llegadero. Está patas pa’rriba: con calor tremendo y sin aire acondicionado (adiós al Maracaibo polar que conocimos). Con agua imparable desde arriba y sin una gota que llegue por los tubos; con deslaves, caídas de puentes y con un bandidismo social que supera, ampliamente, al que tuvimos en caminos y veredas del siglo XIX. El de estos tiempos es urbano y armado hasta los dientes.

 

Sin un dólar para un remedio y con los remedios por las nubes, mientras que ha pasado a engrosar nuestro deporte extremo de cada día la búsqueda de la racionada botellita de aceite marca “aceite”. Lo que sí tenemos en abundancia es la adrenalina: cada día nadie que sale al oficio diario tiene garantía alguna de que regresará sano y salvo a casa, nadie puede prometer horarios ni garantizar citas del tipo que sean.

 

La normalidad, esa por la que el cerebro clama para acomodar y racionar sus respuestas, se esfumó hace tiempo de nuestras vidas. Primero en Caracas y para asombro de quienes pensaban quedar indemnes de las torturas diarias, ya el horror se instaló en el interior. Ahora las distintas zonas compiten a ver cuál puede esgrimir algo que supere a las demás.

 

A los desastres que las lluvias garantizan en los estados andinos, responde el agua contaminada de Valencia y todas las regiones se dan la mano en su maratón de resistencia de cuántas horas logran mantener sus alimentos intactos cuando la luz se va. Vivimos ya con los “alumbrones” que hace algún tiempo detectó la inmisericorde pluma de Teodoro Petkoff.

 

Pero el asunto no es solo la asombrosa pérdida de la capacidad de utilizar lo que la tecnología contemporánea ofrece para burlar el calor, mantener los alimentos o contar con el agua corriente. No. Lo que la gente creía natural: que a un oficio llevado a cabo con precisión y eficacia se le correspondiera con un ingreso constante, se acabó.

 

Y mientras, lo que había de Estado se esfumó, no sin antes fagocitar todo indicio de propiedad privada productiva. Mientras los comunistas chinos solo quieren que todos se dediquen obsesivamente a producir riqueza y que no lo escondan, quienes aquí todavía esperan hacerlo deben esconderse como las ratas: solo si no te ven, ni oyen de tus esfuerzos, podrías sobrevivir por algún tiempo.

 

De nuevo, en la Venezuela que a su antojo descalabra la secta chavista, la gran apuesta del casino en el que se transformó esta comarca es: cuánto tiempo me mantendré vivo o por cuánto escaparé del destino inexorable de mis vecinos y amigos.

 

En el programa radial citado, Piñango sugería que el gran temor que la secta gobernante tiene es si podrán controlar la sublevación popular cuando el estallido llegue. Yo añadiría: lo más probable es que ya hayan perdido la capacidad de avisorarlo y les agarrará, como al Baltasar bíblico, “en plena francachela”.

 

Por suerte, en el país descalabrado hay mucho más conocimiento acumulado y fuerza contenida que lo que los depredadores imaginan. Cuando la pesadilla concluya habrá tanto vidrio roto que recoger y tanta basura que botar que el “manos a la obra” apartará al lastimero “¿y ahora qué hacemos?”. Enhorabuena.

 

antave38@yahoo.com

ultimahoraonline.com

 

Compartir este post
Repost0

Comentarios

  • : CIBERPROTESTAVENEZUELA.
  • : CIBERPROTESTAVENEZUELA.WEBBLOG INFORMATIVO Y DE PROTESTA ANTE LA REALIDAD VENEZOLANA.Es de denuncias y seguimiento de planes y proyectos gubernamentales. Reseña de manifestaciones,marchas,huelgas, etc. Y en contra de la corrupción, el abuso de poder, el despotismo, etc.Contiene Temas ideológicos.
  • Contacto

Música.

Buscar Artículo.(Colocar Palabra De Referencia)

DOCUMENTAL COMPLETO: LOS NIETOS DE LA REVOLUCIÓN.

 

DOCUMENTAL COMPLETO: "LOS NIETOS DE LA REVOLUCIÓN"

 

 

Archivos

TRADUCTOR

English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

 

AUDIO COMPLETO-MARIO SILVA