La comunidad fue fundada en 1958 y desde entonces las calles carecen de asfalto, no existen aceras ni postes de alumbrado público.
Guanta.- Su cabello rubio sucio y despeinado, la ropa ajustada y desgastada y la falta de aseo que se observa en sus en todo su cuerpito, especialmente en manos y pies, opacan sus brillosos ojos verdes.
Ella es una pequeña de siete años de edad que parece vagar en las dos únicas calles de tierra del Mirador de Guanta.
Y es que a pesar de ser la que destaca entre tantos moradores, no es más que una de tantos chiquitos que se encuentran en situaciones precarias y habitan en la localidad portuaria.
A ella no le gusta que la vean a los ojos y mantiene su mirada sobre las calles polvorientas que recorre a diario, pues no ha salido del sector en mucho tiempo y quienes la conocen dicen que ni a la escuela va.
La misma situación se repite en otro grupo de chiquillos, quienes quizás desconocen la vida que pueden tener al cruzar las barandas que bordean la empinada entrada a la comunidad.
Sus padres habitan en lo más alto del Mirador y desde allí han sido testigos de la construcción de al menos tres viviendas, financiadas por la alcaldía de la jurisdicción. A ellos no los han tomado en cuenta. Son más de 30 familias que han esperado por el cumplimiento de las promesas escuchadas de boca de los alcaldes de turno.
A duras penas
La comunidad fue fundada en 1958 y desde entonces las calles carecen de asfalto, no existen aceras ni postes de alumbrado público y el agua potable sólo sale por las tuberías en horas de la madrugada. Es en ese momento que los habitantes pueden lavar, cocinar, bañarse y, si les queda tiempo, almacenar un poco para el día siguiente.
Deisy González habita en el barrio desde hace 20 años y también espera por la construcción de casas.
“Vivo junto a otras dos parejas en situación de riesgo. Constantemente hay deslizamientos y los techos de zinc ya están destrozados”, dijo.
La situación empeora cuando llueve, pues ante la falta de drenajes y asfaltado, el agua se empoza y el lodo tarda dos días en secarse.
La Metoquina II es el sector vecino y la situación en la que se encuentra es similar.
Ambas comunidades sobreviven a las calamidades a las que a diario se enfrentan.
“Lo único que ha mejorado en las localidades de Guanta es la seguridad. De resto, somos un pueblo olvidado”, aseguró Deisy.
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